martes, 27 de mayo de 2008

Sócrates


Haz click aquí para escuchar su biografía, por Juan Antonio Cebrián.

Sócrates nació en Atenas el año 470 a. c. de una familia, al parecer, de clase media. Su padre era escultor y su madre comadrona, lo que ha dado lugar a alguna comparación entre el oficio de su madre y la actividad filosófica de Sócrates. Los primeros años de la vida de Sócrates coinciden, pues, con el período de esplendor de la sofística en Atenas.

El interés de la reflexión filosófica se centraba entonces en torno al ser humano y la sociedad, abandonando el predominio del interés por el estudio de la naturaleza. Probablemente Sócrates se haya iniciado en la filosofía estudiando los sistemas de Empédocles, Diógenes de Apolonia y Anaxágoras, entre otros. Pero pronto orientó sus investigaciones hacia los temas más propios de la sofística.

En el año 399 Sócrates, que se había negado a colaborar con el régimen de los Treinta Tiranos, se vio envuelto en un juicio en plena reinstauración de la democracia bajo la doble acusación de "no honrar a los dioses que honra la ciudad" y "corromper a la juventud". Al parecer dicha acusación, formulada por Melitos, fue instigada por Anitos, uno de los dirigentes de la democracia restaurada. Condenado a muerte por una mayoría de 60 o 65 votos, se negó a marcharse voluntariamente al destierro o a aceptar la evasión que le preparaban sus amigos, afirmando que tal proceder sería contrario a las leyes de la ciudad, y a sus principios. El día fijado bebió la cicuta.

lunes, 26 de mayo de 2008

MALLEVS MALEFICARVM (Martillo de brujas)


Durante la segunda mitad del s. XV y hasta finales del s. XVII, tuvo lugar en buena parte de Europa la denominada “Caza de Brujas”. Individuos de todas las clases sociales estaban convencidos de que una conspiración generalizada de brujas amenazaban sus vidas.
Miles de hombres, pero sobre todo mujeres, fueron acusados falsamente de brujería, cuando en realidad no fueron más que víctimas de una histeria colectiva, basada en la herejía y en la práctica de algunos trucos de magia, pociones o adivinaciones.

Un invento que contribuyó a la rápida propagación de ideas y temores sobre las artes oscuras, practicadas por brujos y brujas, fue la imprenta en 1440, gracias a ella, la difusión fue mayor.

Muchas de estas ideas fueron recogidas en el libro titulado Melleus Maleficarum escrito por dos alemanes cazadores de brujas (Heinrich Kramer y Jacob Sprenger), en 1486.
Esta obra ha sido una completa guía para identificar, perseguir y castigar a brujas y, resulta sorprendente, la popularidad e influencia que tuvo en clérigos y legisladores, los cuales, dejaron a un lado la ética y la legalidad para decidirse a erradicar malhechores y exterminar a todas las brujas de la Tierra.
De igual manera resulta increíble como este libro contribuyó a perpetuar los estereotipos de brujas y la desinformación que enviaron a miles de personas inocentes a una muerte espantosa.



En cuanto al contenido de esta obra podemos decir que se divide en 3 partes:

En la primera parte se intenta probar que la brujería existe. Por un lado, explica que el Demonio y sus seguidores intentan hacer el mal en la Tierra y que Dios, en cierto modo, lo permite con tal de que estos no obtengan un poder ilimitado y destruya el mundo.
Por otro lado, deja ver claramente el papel que juega la mujer en todo esto. Los autores del libro perteneciente a la iglesia, y ésta basada desde sus orígenes en una sociedad patriarcal (machista), consideran a la mujer como un ser inferior física e intelectualmente y propensa a las tentaciones y vicios. De ahí que haya más brujas que brujos.

En la segunda parte se describe las formas de brujería. Explicando los hechizos que éstas utilizan y dando al lector las formas para prevenirse o protegerse de dichas acciones maléficas. También se pone un gran énfasis en dar como cierto la existencia de brujas y sus pactos con el Diablo.

Finalmente, la tercera parte se detalla los métodos para identificar, enjuiciar y sentenciar a las brujas. La tortura se convierte en algo necesario, de tal forma que, si el acusado no confesaba voluntariamente, éste lo haría aún siendo inocente. Otra atrocidad de este libro es la legitimidad y justificación que se le da a cualquier testimonio o rumor. No era extraño que algún vecino acusara de brujería a otro vecino con tal de quitárselo del medio y, para colmo, una defensa demasiado insistente era evidencia de que el defensor estaba embrujado. Sin embargo, los inquisidores o jueces estaban protegidos de ser embrujado por Dios.

Toda esta obra fue respaldada por el Papa Inocencio VIII incluso ante de escribirse y los autores echaron manos de obras de Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás de Aquino o las Sagradas Escrituras para justificarse.

Fueron miles y miles los inocentes que murieron torturados, quemados, ahogados e infinitud de macabras formas. Pero, ¿nadie hablaba en contra de la Caza de Brujas?
La respuesta es que sí, pero, aquel que pusiera en duda abiertamente la autenticidad de la brujería o la culpabilidad de una anciana inofensiva, se arriesgaba a acabar también sometido a juicio. Sólo aquellos que tenían un puesto relevante en la sociedad podían permitirse correr tal riesgo, aunque sus protestas no tenían ningún resultado.

Afortunadamente, la revolución científica consiguió aniquilar el miedo que la Iglesia había trasladado a la sociedad aunque este miedo se mantuviera hasta finales del s.XIX.


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por David Domínguez

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