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Como en todos los ámbitos, a lo largo de la historia, el coro ha ido evolucionando: Si en un principio, se caracterizó por ser un canto sencillo, con el tiempo, fue perfeccionándose y complicándose hasta la necesidad de introducir a un director que dirigiese el deleitoso resultado.
Hombres, mujeres y niños pueden constituir la diversa composición de sus integrantes. Y en cuanto a cada tipo de voces que se interpretan o llamémoslo más técnicamente registro o tesitura, encontramos:
Soprano: voz más aguda de la mujer; Mezzo-Soprano: voz normal de la mujer; Contralto : voz grave de la mujer.
Falsetto: voz del hombre que imita a la Soprano; Contratenor: voz más aguda del hombre; Tenor: voz aguda del hombre; Barítono: voz normal del hombre; Bajo: voz grave del hombre; Bajo profundo: voz más grave del hombre.
De los diferentes modos que existen de clasificar un coro, distinguimos entre coro “a capela” y coro “concertante”. Este último es más de mi agrado pues resulta más atractivo.
La melodía producida entre las voces de sus integrantes y los instrumentos musicales de fondo podría decirse que nos elevan a lo más alto y espiritual que se pueda alcanzar.
He aquí un claro ejemplo de lo que os cuento:
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